PCDD – Global

80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial

Por Miguel Ángel Rodríguez Mackay
Excanciller de Perú e Internacionalista

Sin mirar la coyuntura internacional y más bien pegados al impacto de la historia, siempre tendremos que afirmar que la referida historia de la humanidad ha estado marcada por los conflictos. Si queremos podemos mirar los más de 2000 años de una historia desde occidente o quizás varios miles de años más, si nuestra observación la contamos desde el oriente donde yace el mundo asiático; sin embargo, ningún conflicto de los que podamos contemplar revisando el pasado de la humanidad, estos es, las Guerras Médicas, Guerras Púnicas, Guerras del Peloponeso, Guerras de las Galias, Guerras de las Cruzadas, Guerras de los Cien Años, Guerra de los Treinta Años, y muchas otras más incluida, la Primera Guerra Mundial u otros muchos conflictos regionales como la guerra de Rusia contra Ucrania o la de Israel contra el Hamás, tiene comparación en impacto numérico de muertos –70 millones– y en desastres materiales (un billón de dólares), a los que produjo la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

Este suceso transformó la sociedad internacional que había sido testigo de una devastación de la calidad humana nunca jamás antes vista. La guerra localizada principalmente en Europa, que cruzó hasta los territorios africanos y tuvo episodios de sangre en el océano Pacífico, había remecido a la conciencia de los hombres cuando llegó a su fin, en los primeros días del mes de mayo de 1945, como ha acontecido recientemente. Es verdad que tuvieron que suceder las desgracias en Hiroshima y Nagasaki, el 6 y 9 de agosto siguientes, en que fueron lanzadas dos bombas atómicas que en segundos cobró más de 200 mil muertos, para que realmente se apagara el fuego de la barbarie.

Las Naciones Unidas, que surgió al final de la conflagración, consagró en su Carta fundacional, que la regla de la sociedad universal sería a partir de ese momento la paz. Por eso, la misma ONU conmemora el final de aquel infausto episodio del holocausto mundial sembrando un árbol como símbolo de la paz cada año. Este gesto se realiza cada 8 de mayo para recordar la noticia de la victoria europea sobre las tropas nazis, pero sobre todo, la victoria ante la violencia que había remecido los cimientos de una Europa a esas alturas de la vida internacional, vista completamente devastada.

Es verdad que los conflictos regionales o localizados contemporáneos (Guerras de Corea, Vietnam, Golfo Pérsico, Afganistán, Irak, Siria, Rusia contra Ucrania, Israel contra Hamás o contra Hezbolá, etc.) no han podido ser evitados, pero también que la humanidad sigue librada de una conflagración bélica de alcance planetario y por esa sola razón, a las Naciones Unidas, con todas sus falencias a cuestas, debemos verla como el espacio más evolucionado para el mantenimiento de la paz mundial, que es su objeto central.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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