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El Impacto de la IA y los Neuroderechos e Inteligencia Artificial: El Desafío Constitucional de Nuestro Tiempo

Por Patricio Maraniello

Como jurista y constitucionalista, he sido testigo de muchas transformaciones profundas en la relación entre el derecho y la tecnología. Sin embargo, pocas veces he sentido con tanta intensidad que nos encontramos ante una encrucijada histórica como la que plantea el avance de la inteligencia artificial (IA) y la necesidad urgente de proteger lo más íntimo del ser humano: su mente.

La aceleración tecnológica no es un fenómeno nuevo, pero lo que sí es inédito es la magnitud de su impacto sobre la identidad, la autonomía y la libertad personal. La inteligencia artificial ya no solo ejecuta tareas o automatiza decisiones. Hoy, gracias al desarrollo de las neurotecnologías, está comenzando a interactuar con el cerebro humano, a leerlo, mapearlo e incluso, potencialmente, a intervenirlo. Esto no es ciencia ficción. Es presente inmediato.

En este nuevo escenario, el derecho debe reaccionar con audacia y responsabilidad. Las constituciones modernas tienen que asumir el desafío de incorporar lo que ya se conoce como neuroderechos: un conjunto de garantías que protegen la privacidad mental, la identidad personal, la libertad cognitiva, el acceso equitativo a las tecnologías y la protección frente a sesgos algorítmicos.

En América Latina, y particularmente desde la experiencia chilena, hemos visto emerger propuestas concretas para consagrar estos derechos en el texto constitucional. Pero aún estamos lejos de lograr un marco jurídico universal que asegure la dignidad humana en la era digital. Los Estados deben dar el paso hacia una regulación eficaz, sin caer en tecnofobias ni en la trampa del laissez-faire digital. Necesitamos una ética constitucional de la tecnología.

La pregunta ya no es si debemos reformar las constituciones para incluir los neuroderechos, sino cómo lo haremos, quiénes participarán en esa discusión, y bajo qué principios.

Como comunidad jurídica y ciudadana, no podemos permitirnos la pasividad. Porque si no tomamos el timón hoy, otros actores —muchas veces sin legitimidad democrática— ocuparán ese espacio, y lo que está en juego es nada menos que el libre albedrío de las futuras generaciones.

🔗 Para quienes quieran profundizar en estos temas, comparto aquí el documento completo donde desarrollo estas ideas en mayor detalle:

El impacto de la inteligencia artificial y los neuroderechos en las constituciones modernas – Documento completo en PCDD-Global.org