Carlos Eduardo RubioPanamá

Inteligencia Artificial: ¿Enemigo o colaborador de los abogados?

Por Carlos Eduardo Rubio

En la última década, la inteligencia artificial (IA) ha emergido como una herramienta transformadora en diversos sectores, y el ámbito legal no es la excepción. Sin embargo, su llegada ha suscitado un debate intenso: ¿es la IA un enemigo que amenaza la profesión legal o un colaborador que puede potenciar la labor de los abogados? Elon Musk, figura prominente en el mundo tecnológico, ha afirmado que la IA podría acabar con los abogados. No estoy de acuerdo con esta afirmación.

Hoy en día, lo que realmente tiene valor es el conocimiento y los datos. En épocas pasadas, la riqueza se medía en términos de tierras o capital. Sin embargo, en la era digital, el acceso a la información y la capacidad de analizarla se han convertido en los activos más valiosos. En este contexto, la IA se presenta como una herramienta poderosa que puede ayudar a los abogados a gestionar y aprovechar mejor esta abundancia de datos.

Los detractores de la IA en el campo del derecho argumentan que su implementación podría deshumanizar el ejercicio de la abogacía. Temen que la automatización de tareas, como la revisión de documentos o la investigación legal, lleve a la reducción de empleos y a una pérdida de la esencia del trabajo jurídico. La idea de que un algoritmo pueda tomar decisiones que afectan la vida de las personas genera inquietud, especialmente en un campo donde la empatía y el juicio humano son fundamentales.

Sin embargo, es crucial reconocer que la IA no busca reemplazar a los abogados, sino más bien complementarlos. Los abogados poseen la capacidad de raciocinio, ética, y un profundo respeto por la dignidad humana, cualidades que son insustituibles por una máquina. Las herramientas de IA pueden realizar tareas repetitivas y tediosas de manera más rápida y eficiente, permitiendo a los abogados centrarse en aspectos más estratégicos y creativos de su trabajo. Por ejemplo, en la investigación legal, la IA puede analizar grandes volúmenes de datos en cuestión de minutos, identificando precedentes relevantes y ahorrando horas de trabajo manual. Esto no solo mejora la eficiencia, sino que también puede resultar en una mejor calidad del servicio legal.

En conclusión, la inteligencia artificial debe ser vista como un colaborador de los abogados. Sin embargo, es imperativo que se establezcan regulaciones adecuadas para su uso, ya sea a través de marcos normativos o mecanismos de auto-regulación. Esto asegurará que la IA se utilice de manera ética y responsable, maximizando sus beneficios mientras se minimizan los riesgos. En esta nueva era, donde el conocimiento y los datos son el nuevo oro, la clave está en encontrar un equilibrio que permita a los abogados aprovechar las ventajas de la tecnología sin perder de vista la importancia del juicio humano, la ética y la empatía en su práctica.

Carlos Eduardo Rubio.
Abogado, ex ministro de Estado y representante de ilexia (ilexia.ai) para Latinoamérica.