Miguel Ángel Rodríguez MackayPerú

Retroceso de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia

Por Miguel Ángel Rodríguez Mackay.
Excanciller de Perú e Internacionalista

Todo parecía advertir que la supuesta química entre los presidentes de los Estados Unidos de América y de la Federación de Rusia, Donald Trump y Vladimir Putin, respectivamente, permitiría que, una vez asumida la presidencia del estadounidense, el destino de la guerra que enfrente a Moscú con Ucrania, terminaría inexorablemente y, además, en tiempo real, por el estrechamiento que se avistaba entre ambos países. Coadyuvaron a creer la idea de que así sería, las declaraciones de Trump que solo veía virtuosidades en el mandatario ruso, una completa rareza en la percepción tradicional de los presidentes estadounidenses de sus homólogos rusos, hasta poniéndolo a Putin por encima del presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski, que tuvo un comienzo de interacción realmente tormentoso con Trump y todos los vimos en el apasionado y accidentado encuentro que tuvieron en la Casa Blanca.

Lo que estamos viendo en los últimos días es un escenario dominado por el fuego cruzado entre Trump y Putin, que dista y mucho de lo que se veía en los primeros meses del segundo gobierno de presidente republicano. Trump dijo hace muy pocos días que el presidente moscovita está “completamente loco” y ahora, ha salido un vocero del Kremlin a decir que Trump “está desinformado” en alusión al asunto de la guerra ruso-ucraniana, casi tildándolo de desconectado.

Preocupa que así la intensidad de las relaciones de contradicción y de roces pues la paz no dependerá de los arreglos de Ucrania con Rusia, si no, en cambio, de lo que puedan conseguir mutuamente Trump y Putin a partir del supuesto entendimiento del que alardearon hasta hace muy pocos meses. En otras palabras, el único frente que venía apareciendo realistamente y con cuota esperanzadora para la paz en la región de Europa del Este, era el que pudiera darse entre Washington y Moscú y así como están las relaciones, dominadas por los discursos enfrentados, no parece surgir uno que se abra paso hacia la paz que tanto se quiere para esa región.

Washington y Moscú deberán hacer un esfuerzo por mejorar sus relaciones porque esa es la única posibilidad para creer firmemente en la paz. Los esfuerzos de ambos mandatarios deberán reflejarse en sus pronunciamientos y en sus gestos políticos. Todo lo demás solamente restará al objetivo que el mundo está queriendo, pues aunque Estados Unidos no es Estado parte de la guerra, su rol protagónico por su enorme poder, lo vuelve actor indispensable para la solución del problema de fondo ruso-ucraniano. El retroceso de las relaciones es una realidad y los esfuerzos para producir el giro no deben hacerse esperar.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista