Libro: Filosofía práctica en Iberoamérica. Comunidad política, justicia social y derechos humanos
Capítulo 1: Ciudadanía global y razón pública internacional: Una mirada desde el Derecho y la Filosofía Política
Por Dr. Arístides Obando Cabezas
Durante décadas he sostenido que la ciudadanía no puede entenderse ya únicamente desde los márgenes del Estado-nación. Vivimos inmersos en una globalización que ha redefinido las esferas de acción política y jurídica. La ciudadanía, tal como hoy la concebimos, debe ir más allá del vínculo con un territorio específico: se ha vuelto un estatus transnacional que demanda reconocimiento de derechos y deberes en un marco global, no exclusivamente estatal.
En el texto que comparto en el libro Filosofía práctica en Iberoamérica, propongo una reflexión sobre la necesidad de repensar la comunidad política contemporánea desde el concepto de razón pública internacional. Inspirado por las ideas de John Rawls, pero también por Ferrajoli, Cortina y la experiencia del constitucionalismo colombiano, sostengo que el Derecho —para ser verdaderamente transformador— debe nutrirse de una filosofía política que no solo garantice libertades, sino que promueva una igualdad material efectiva.
Hoy resulta insostenible seguir hablando de ciudadanía como si los límites nacionales fueran su única referencia. Los desafíos de los Derechos Humanos, del acceso igualitario a los bienes comunes, de la redistribución de oportunidades y del reconocimiento de identidades diversas, reclaman una nueva configuración de ciudadanía: una ciudadanía global, portadora de derechos más allá de la nacionalidad.
Mi propuesta no es meramente teórica. Responde a una urgencia ética y política: la justicia en tiempos de globalización. En este escenario, el Derecho debe operar como un lenguaje común —una gramática de los derechos fundamentales— que articule los ordenamientos locales con los compromisos internacionales. El bloque de constitucionalidad, que en Colombia ha sido clave, es un ejemplo del modo en que los tratados y convenciones de Derechos Humanos deben tener jerarquía normativa en nuestras democracias.
De ahí que insista en una idea central de este ensayo: los Derechos Humanos no son un complemento decorativo del Derecho Constitucional, sino el núcleo que justifica su existencia. Debemos consolidar un modelo de ciudadanía donde las personas —todas, sin excepción— puedan ejercer derechos reales, verificables y justiciables, incluso más allá de sus fronteras.
Invito a la comunidad jurídica y filosófica de Iberoamérica a asumir esta tarea con valentía intelectual y compromiso político. La transformación del Derecho no se logrará sólo desde las normas, sino desde un horizonte filosófico que ponga en el centro al ser humano como sujeto de derechos, en un mundo interconectado, diverso y, por tanto, más desafiante que nunca.
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Ciudadanía global y razón pública internacional: Una mirada desde el Derecho y la Filosofía Política