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El Acuerdo Nacional y la Crisis de la Política Peruana

Por Miguel Ángel Rodríguez Mackay
Excanciller de Perú e Internacionalista

El 22 de julio de 2025 cumplirá 23 años de creación el Acuerdo Nacional (AN) y aunque debemos admitir que se trata de un foro de naturaleza política para abordar los grandes temas del Estado peruano, la verdad es que, durante todo este tiempo, ha estado muy alejado de la realidad nacional. Quienes asisten al AN lo han hecho para calentar el asiento y cumplir con el formalismo que significa participar en dicho foro. El discurso que ha dominado en el AN ha sido siempre sobre la inmediatez y ese ha sido su principal problema.

La agenda que han abordado en sus bizantinas discusiones ha sido los asuntos de coyuntura y nada más que eso. Sus reuniones, como ahora, se han realizado en olor de reactivas y nunca con prospectiva de Estado, que es la única actitud que cuenta para querer el desarrollo de un país. La retórica de sus objetivos, finalidades, quehaceres y cuanta cosa más se pueda poner en el índice de sus tediosos informes, son textos muy bien redactados pero que nunca han mirado la profundidad del país, nunca han trazado el objetivo de contar una nación desarrollada.

Tenemos un AN mediocre y la prueba de esta realidad es que los peruanos no sabemos qué queremos y hacia donde vamos como país. Esa es una tragedia de Estado. ¿Se imagina usted, apreciado lector, que, en la familia, los padres no sepan qué desean construir con sus hijos para el futuro? Eso es lo que pasa a nuestro Perú. No tiene ningún sentido que pasemos todo el tiempo repitiendo que nuestra economía es estable y nuestra moneda es fuerte. Los países que solamente crecen o viven de las cifras como el Perú, jamás alcanzarán el desarrollo.

Lo que va del siglo XXI, y sobre todo, la última década, ha sido para el Perú uno de los peores episodios de su vida republicana por hallarse con una clase política todo el tiempo dominada por las pugnas, sin preocuparse por el destino de la patria, sin fajarse por el país y solo pensando en sus intereses personales. Nuestra mayor desgracia es hallarnos sumergidos en una vida terciaria, llena de dinosaurios, que solamente quieren devorar las arcas del Estado, dejando a los intereses nacionales en el subsuelo, sin siquiera considerar la idea básica del Estado-Nación.

El AN no ha hecho absolutamente por acabar con la mentalidad conformista de muchos peruanos. No ha hecho nada por trazar metas para el desarrollo educativo de nuestro pueblo. No ha hecho nada de nada por dar paso a una política de salud de enorme dimensión habiendo pasado por la tragedia de la COVID-19.

Denuncio que el Perú está viviendo la segunda prosperidad falaz de su historia, sin agenda, sin cronograma, desangrándose, y parchando su destino, porque la primera que nos tocó, como bien dijo Jorge Basadre, fue por haber desaprovechado la bonanza que nos dio a mediados del siglo XIX el guano y el salitre. Necesitamos otro AN, es decir, con otra gente, porque éste AN está vacío y pintado en la pared.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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