Por Miguel Ángel Rodríguez Mackay / Excanciller del Perú e Internacionalista.
Lamentablemente, Israel decidió levantar el alto el fuego que decidiera con Hamás. La razón del gobierno de Benjamín Netanyahu es que Hamás no ha querido llegar a acuerdos que impliquen la liberación de los 58 secuestrados que aun mantiene contra su voluntad, lo que incluye a muertos israelíes de número indeterminado. Para Hamás, en cambio, la razón de fondo, es la sobrevivencia política de Netanyahu, que enfrenta duras críticas de la población que no ha dudado en volver a expresar su protesta contra el primer ministro. Lo cierto desde el realismo político es que se han ido al suelo las tres fases que comprendía el proceso para llegar a la paz luego del inicio de la guerra declarada por Israel el 7 de octubre de 2023, cuando miembros de Hamás ingresaron en territorio israelí y masacraron a más de 1,200 judíos y se llevaron a unos 250 rehenes.
Desde entonces la situación en Gaza ha sido realmente muy violenta. A la fecha, se cuenta en alrededor unos 61,700 los muertos gazatíes por las fuerzas de Israel y en cerca de 1,700 judíos. Así como están las cosas, pareciera que Donald Trump no está midiendo con la misma vara el concepto de la paz que anunció en su discurso ante el Congreso de los Estados Unidos de América y esto lo decimos porque las autoridades israelíes han informado que todos los ataques en las últimas horas contra los territorios palestinos, se han realizado en coordinación con la Casa Blanca. Más de 400 son los muertos que ha dejado el reciente ataque israelí, que incluye la eliminación de los principales líderes de Hamás en Gaza, y será, entonces, de pronóstico reservado, la reacción de los extremistas que aún siguen controlando la Franja de Gaza, el territorio palestino en esa parte del Medio Oriente que llega a los 365 km2 de superficie y que cuenta con una densidad poblacional de 5,046 habitantes por kilómetro cuadrado.
No se ve una luz al final de túnel y esa realidad es una completa tragedia para el asunto de fondo entre Israel y Palestina, que es, de un lado, la devolución de los territorios ocupados -no significa que lo sea en un ciento por ciento-, y el derecho de vivir en paz por parte de Israel, que debió aprender a hallarse rodeado por la amenaza y los ataques terroristas todo el tiempo. De hecho, la violencia y la amenaza por uno y otro de los dos actores en este complejísimo asunto, poco o nada como resultado se ha avanzado para conseguir la soñada paz para una de las regiones más convulsas del planeta que vuelve a vivir en completas tinieblas.
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