Por Miguel Ángel Rodríguez Mackay / Excanciller del Perú e Internacionalista.
Muchos enloquecen por las medidas del presidente estadounidense, Donald Trump, atribuyéndole la autoría o la causa de un nuevo Orden Mundial (OM). No creo que lo estemos viviendo ni que Trump sea su autor porque el OM deviene de paradigmas que, por su trascendencia, promueven cambios drásticos o profundos en el modus vivendi de la propia especie humana.
Voy a explicarlo. La teoría de las Relaciones Internacionales, que es la ciencia del poder mundial, y el poder como fenómeno político que se produce por las interacciones entre los diversos actores, sean convencionales (Sujetos del derecho internacional: Estados, organizaciones internacionales, etc.) o no convencionales (los que no aceptan reglas o pactos de convivencia en el planeta en que vivimos, y por ello, yacen proscritos, por ejemplo, los grupos terroristas –Al Qaeda, Estado Islámico, etc.– , los cárteles de la droga, los tratantes de personas, etc.,) y que oscilan en el sistema internacional, normalmente impactando al statu quo de paz y de tranquilidad que a la sociedad internacional le costó conseguir luego de la Segunda Guerra Mundial –registrada en la Carta de la ONU– , son la verdadera causa de la aparición del OM. No estoy diciendo que el OM exista desde 1945.
No, pues a lo largo de la historia de las Relaciones Internacionales, la sociedad humana experimentado diversos momentos en la configuración del OM de cada tiempo. El OM no es jurídico sino político, es decir, las normas jurídicas solo instrumentalizan el OM, pero no lo configuran; en cambio, los fenómenos políticos como los económicos, militares, tecnológicos, culturales, etc. sí, pues generan cambios en el cosmos de la vida, incluso modificando la estructura del pensamiento social, y hasta a los intereses de la propia sociedad humana.
A lo largo de la historia, casi siempre el OM ha sido determinado por procesos dialécticos, lo que significa que una colisión entre sujetos y/o actores, exacerbado por las pugnas, tensiones o conflictos (guerras), podrían acelerarlo, pero recuerde que antes que, por personas, se da por imperativos o circunstancias de estado necesidad social propio de la convivencia, para el mejoramiento o la adecuación de la propia vida de la especie humana al mundo del tiempo en que le toca vivir.
Los paradigmas que los hombres ya hemos registrado a través de la historia, sin discusión han producido el OM de su tiempo. Así, el invento de la rueda, la aparición de la escritura, la redondez de la Tierra que acabó la tesis de la Tierra plana de Ptolomeo, el iusnaturalismo, que sepultó el derecho divino, o hace pocas décadas, el desarrollo de las tecnologías (aterrizaje lunar), primero, y del ciberespacio, después y ahora, han trastocado el sistema de vida y la tenencia del poder, sin que afirmemos que todos los fenómenos se consoliden como paradigmas.
Definitivamente, no lo es por Trump, ni antes por Hitler, Napoleón o Colón. Siempre lo será por paradigmas que ellos podrían apresurar, para bien o para mal. La inteligencia artificial sí emerge como seria candidata para configurar un nuevo OM.
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