Miguel Ángel Rodríguez MackayPerú

El Sahara Occidental y la integridad territorial de Marruecos

Por Miguel Ángel Rodríguez Mackay / Excanciller del Perú e Internacionalista.

La Carta de las Naciones Unidas (1945) de la que son parte los 193 Estados del planeta, consagra en su artículo 2.1 que sus miembros “se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial” de los Estados. Es, entonces, el derecho pétreo de los países a que sea preservado en forma intacta su territorio nacional ante cualquier amenaza externa (agresión, invasión, conspiración, etc.) que busca impactar a la referida integridad territorial, cuyos confines nacionales son establecidos por las delimitaciones (medición con coordenadas geográficas) y demarcaciones (colocación de hitos o señales físicas in loco sobre el terreno), y que en el caso de Marruecos, incluye ipso iure, la porción más meridional de su territorio, es decir, el Sahara Occidental.

Gracias a esta realidad única e inmutable es que el reino alauita tiene por vecino en su frontera sur a Mauritania. Tan solo 4 años después de la independencia de Marruecos (1956), la Asamblea General de la ONU, emitió la Resolución 1514 (XV) de 1960, cuyo numeral 6 dice: “Todo intento encaminado a quebrantar social o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas”. Fue un verdadero espaldarazo universal a la soberanía de los Estados, uno de los mayores legados de la histórica Paz de Westfalia de 1648, que consagró, precisamente, el principio de soberanía del Estado sobre su territorio, uno de los tres elementos constitutivos de los Estados -los otros dos son la población y el gobierno-, en su condición de sujeto del derecho internacional, es decir, actor con derechos y deberes, o si prefiere, aprehensible de responsabilidad internacional, una tesitura que cuenta el Estado marroquí, que, además de miembro de la ONU, lo es de la Unión Africana y de la Liga Árabe.

Tengamos presente que en ningún caso la integridad territorial de un Estado se negocia. Sería abandonarla a los dominios de la incertidumbre o dejarla en las tinieblas de la inestabilidad. La geografía como la geopolítica de un país son asumidas como pétreas y bases del interés nacional. Así ve, Marruecos, a la integridad de su territorio, que incluye el Sáhara, y con ello, su historia y su destino como Estado en perspectiva hacia el mundo. Léalo del propio rey Mohamed VI: “El expediente del Sáhara es el prisma con el que Marruecos mira al mundo”, lo que explica la propuesta de autonomía, que no es una cualidad política si no administrativa, presentada por el rey, en la ONU, en 2007, y que, a la fecha, ha ganado abrumadoras adhesiones al ser considerada realista, seria y creíble.

Con la doctrina, como fuente del derecho internacional, del lado de Marruecos, cito: “Para nada se hablaba de independencia, pero sí de desarrollar el gobierno propio, teniendo en cuenta las aspiraciones y circunstancia de los pueblos” (En REMIRO BROTÓNS, Antonio. “Derecho Internacional”. McGraw-Hill, Madrid, 1997, p. 108), se entiende la inclusiva propuesta marroquí a los saharauis, conservando la innegociable integridad territorial del reino.

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