por Miguel Ángel Rodríguez Mackay
Una inusual protesta en el norte de la Franja de Gaza contra Hamás ha ganado espacio en las redes sociales del mundo, pues normalmente ha sido contra Israel que ha invadido militarmente ese territorio palestino luego de declarar la guerra al propio Hamás, en el objetivo de acabarlo por la masacre de más de 1200 israelíes a manos de sus milicianos extremistas que son considerados un grupo terrorista por Israel y por los Estados Unidos de América.
No cabe la menor duda que Hamás ha venido acometiendo acciones terroristas en diversos momentos, desde que se dio a conocer, por primera vez, durante la primera Intifada o levantamiento contra Israel, en 1987, debido a la ocupación de los territorios de Cisjordania, Gaza y Jerusalén.
No es un secreto su vinculación con la Hermandad Musulmana de Egipto, de la que se dice, ha sido su brazo político en Gaza. Una verdad incontrastable es que Hamás ha ido de menos a más en el ámbito político palestino y tampoco es un secreto que fuera visto a discreción en vida por Yasser Arafat, el emblemático e indiscutido líder de la Organización para la Liberación de Palestina – OLP, luego denominada Autoridad Nacional Palestina y hoy, para la inmensa mayoría de los países de la comunidad internacional, Estado de Palestina, aunque hasta ahora no sea considerado miembro pleno de las Naciones Unidas debido a la oposición de Estados Unidos en su condición de miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.
Hamás busca la desaparición, destrucción o extinción del Estado de Israel y esa es una diferencia de fondo con Al Fatah, el otro brazo político y armado de los palestinos que controla Cisjordania, al norte de Gaza, y separada de ésta por territorio israelí, y que, hasta donde hemos conocido, vía una negociación que llegó muy lejos por los Acuerdos de Oslo de 1993, aceptan la existencia de dos Estados: Palestina e Israel, que fue exactamente como lo concibió la Resolución 181 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en 1947.
Sigamos. Hamás ganó el favor de los gazatíes en las elecciones de 2006, y a partir de ese momento, progresivamente, no solo se consolidó en lo político en Gaza, sino que desoyó los mandatos de Mahmud Abás, presidente de Palestina, cuyo gobierno tiene sede en Ramala, Cisjordania.
Es evidente que las manifestaciones de los gazatíes confirman su hartazgo de Hamás al frente de Gaza y esta actitud no debería ser soslayada.
Israel decidió la incursión militar con el objetivo de acabar con los miembros de Hamás, pero hasta ahora no ha podido conseguirlo. Esto último debe también advertir a Israel, que, aun contando con una de las mayores y afamadas estrategias y técnicas de la guerra moderna, no ha podido doblegarlos, confirmando que no se trata de una organización o un grupo extremista o terrorista cualquiera.
Para cualquier paso hacia la paz con Israel, como he referido en reiteradas ocasiones, deberá primero ordenarse el poder en Palestina, esto es, Cisjordania (al norte) y Gaza (al sur), incluido el destino de Hamás.