Miguel Ángel Rodríguez MackayPerú

Por qué no pasará nada en Venezuela

Por Miguel Ángel Rodríguez Mackay / Excanciller del Perú e Internacionalista.

Comprendo el objetivo del embajador Edmundo González Urrutia, elegido presidente de Venezuela, en las elecciones del domingo 28 de julio de 2024, de haber emprendido una gira por diversos países de América para solicitar el apoyo internacional en su elevada causa de que sea respetada la voluntad popular y, en consecuencia, pudiera asumir el poder el día de hoy, conforme la Constitución del país. También comprendo el llamado de María Corina Machado, valiente política llanera que ha llamado a la población a salir a las calles para impedir que Nicolás Maduro asuma por tercera vez y de manera ilegítima, el mando del país.

Comprendo, además, los elevados ánimos político-diplomáticos en la reunión de la víspera, en Panamá, de presidentes, expresidentes, cancilleres, excancilleres, etc. del continente, respondiendo a la convocatoria del mandatario anfitrión, José Raúl Mulino, para evaluar acciones sobre el destino de Venezuela que no tiene democracia porque ha sido secuestrada. Comprendo todos los escenarios que los respetables internacionalistas, analistas internacionales y otros expertos han ideado, pensando en lo que pueda pasar hoy en Venezuela.

A todos los comprendo, porque están fundados en la buena fe, pero no bastando, yo seguiré con mi discurso del puro realismo, fundado en la ciencia política y en la ciencia de las relaciones internacionales, que juntas, son las ciencias del poder, para decir, lo siguiente:

1.° Nicolás Maduro asumirá el poder de facto, jamás de iure (de derecho). Le impondrán la banda presidencial como pseudojefe de Estado, y mientras la gente en las calles protestará con honor nacional indescriptible, en la sede de la Asamblea Nacional o donde el sátrapa gobernante lo crea más idóneo, será aplaudido por sus cómplices y por los serviles al madurismo, que han preferido el statu quo por las gollerías que la dictadura les ha concedido durante el largo tiempo que permanece en el poder.

2.° Lo anterior se debe a que Maduro es conservado en el poder por el militarismo con el cual se ayudan mutuamente. Con el poder de las armas, que es el poder real, nos guste o no, entonces, no hay ninguna posibilidad para que Maduro pudiera ser defenestrado.

3.° En Venezuela no existe un conflicto armado, es decir, no hay dos partes en combate, donde una de ellas sea el gobierno y la otra los rebeldes, como sí pasó en Siria, por ejemplo. Sin guerra civil o estado de beligerancia, como también se denomina al conflicto armado, conforme el derecho internacional, con el panorama del uso de la fuerza en sus manos, mucho más lejanas las posibilidades de que el régimen de Maduro sea derrocado; y,

4.° Tengamos presente que, lo que sí hay en Venezuela es una grave crisis política y económica, y en ese marco, la dictadura chavista madurista, con el control coactivo total y con ejércitos milicianos, apoyándola incondicionalmente, asegurarán su conservación hasta que, desde adentro del militarismo, y desde ninguna otra parte, se decida voltear los rifles y llevar adelante el derrocamiento del dictador.

Fuente imagen.