Por Hoover Wadith Ruiz Rengifo
CEO de la Asociación colombiana de Derecho penal empresarial ASCOLDPEM
¡¡¡Pragmatischer, Pragmatischer.!!!!
Parafraseando a Yuval Noah Harari en su obra “Sapiens. De animales a Dioses trad. de Joandomènec Ros, 2. edición, Debate, Barcelona, 2016, p. 52”, podemos decir lo siguiente: La verdadera diferencia entre nosotros partidarios de un Derecho penal pragmático y los partidarios de un derecho penal dogmático es el pegamento mítico que une a gran número de penalistas por todo el mundo occidental con influencia hagiográfica de la dogmática penal alemana. Este pegamento ha creado una realidad intersubjetiva convirtiéndonos en los dueños de la Ciencia del Derecho penal. Apropiación que no se quiere abandonar.
Explicación preliminar: la dogmática penal funciona como un «pegamento mítico» dentro del sistema jurídico. Si seguimos a Harari sobre los mitos colectivos, la dogmática penal es un conjunto de principios, normas y teorías que la sociedad ha desarrollado y aceptado para organizar la respuesta ante el delito. Aunque no es tangible en sí misma, crea una estructura conceptual que permite la cooperación social y la aplicación de justicia de manera sistemática. La realidad contradice este «pegamento mítico», y así es una construcción social que pierde su eficacia o legitimidad al enfrentar la realidad. La historia está llena de ideas, normas y creencias que alguna vez fueron incuestionables pero que, con el tiempo y en este tiempo, la realidad la pone a prueba o incluso la desmonta. La dogmática penal se percibe como un mito que no refleja las verdaderas dinámicas sociales ni garantiza justicia, por lo que su revisión o evolución es necesaria. Tal vez lo que ayer consideramos un marco esencial para el Derecho penal, las nuevas realidades de hoy exigen otro marco.
Ante esto, hemos planteado un Derecho penal pragmático como una alternativa a la dogmática tradicional. Nuestro enfoque busca alejarse de los conceptos abstractos y centrarse en la realidad práctica del sistema penal. Para nosotros, el Derecho penal no debería depender de construcciones teóricas rígidas, sino de herramientas que permitan una aplicación más efectiva y ajustada a las necesidades sociales actuales.
Este modelo enfatiza la previsión y prevención técnico-científica, promoviendo un sistema penal más flexible y adaptado a los cambios de la sociedad.
More Pragmatic!!!
